‘Los dueños del juego’: poder, traición y apuestas ilegales en la nueva serie brasileña de Netflix

Brasil vuelve a entregarnos una historia con alma, rugido y mucho ritmo. Netflix estrena ‘Los dueños del juego’, una serie brasileña que se mete de lleno en el submundo del jogo do bicho, esa lotería clandestina que forma parte del ADN de Río de Janeiro. Pero aquí no hay números de la suerte, sino traición, ambición y el eco constante del poder.

Con una atmósfera tan densa como los callejones de Lapa y una fotografía que alterna luces neón con amaneceres rotos, esta producción promete mantenernos al borde del asiento. 

Un protagonista que quiere comerse el mundo

La historia gira en torno a Profeta, interpretado por André Lamoglia (Élite), que deja atrás sus raíces humildes para adentrarse en un universo dominado por cuatro poderosas familias del crimen. Su meta es clara: ascender en la jerarquía del juego ilegal. Pero el precio será alto.

Junto a él están Giullia Buscacio (Suzana Guerra), Mel Maia (Mirna Guerra) y Juliana Paes (Leila Fernandez), cada una con una personalidad feroz y decidida. Especial mención a Xamã, que como Búfalo aporta una energía cruda, casi salvaje, que sacude cada escena en la que aparece. Su presencia es tan real como el calor de las favelas en verano.

Secretos de rodaje y localizaciones con alma

La serie se rodó en diversas zonas de Río, desde los morros hasta los barrios más elegantes. El contraste es parte del relato: los rascacielos que brillan en Copacabana y las callejuelas polvorientas donde el juego ilegal manda. El rodaje, según contaron algunos técnicos, estuvo marcado por una extrema protección de la privacidad, para evitar filtraciones de guion. Se sabe que varias escenas clave se filmaron en locaciones reales donde antiguamente se organizaban rifas clandestinas, lo que aporta una autenticidad casi documental.

Otro detalle curioso: gran parte del reparto convivió durante semanas en una casa del barrio de Santa Teresa para crear una química más orgánica. Según los creadores, ese vínculo se nota en pantalla.

Un juego que es más que azar

Más allá del suspense y la violencia, ‘Los dueños del juego’ retrata un sistema heredado, casi familiar, donde el dinero fluye sin control pero las lealtades se resquebrajan con cada movimiento en falso. Hay una lectura social potente: lo ilegal como estructura económica, lo heredado como condena, lo prohibido como rutina.

La serie mezcla acentos, ritmos musicales, generaciones en conflicto y mucho sabor brasileño. Es tan estética como cruda, tan musical como violenta, tan personal como política. Y para quienes amamos la música, atentos a la banda sonora: samba, funk carioca, rap… cada canción parece escrita para el alma de cada personaje.

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