Hoy os presento a Robin González (Instagram, TikTok), quien, tras su aparición en el casting de Operación Triunfo fue uno de esos momentos que no se ven todos los días, donde la música deja de ser solo música y se convierte en algo más profundo. No hubo fuegos artificiales. No los necesitaba. Lo que hubo fue verdad.

Robin salió al cantar solo él, su voz, y sus manos, que traducían lo que cantaba a lengua de signos. Un gesto que hablaba mucho más de lo que parecía: su forma de decir que nadie debería quedarse fuera de una canción. Que la música, si no es para todos, pierde parte de su sentido.

La suya no es la historia del niño prodigio que lleva años entre escenarios. Empezó hace poco, aprendiendo por su cuenta a tocar el piano y la guitarra, lanzándose al canto con más corazón que técnica. En Got Talent le dijeron que no, pero lejos de frenarle, eso le empujó a seguir. Desde entonces ha vivido momentos muy especiales: cantar junto a Leo Rizzi, ganar el concurso Nuevos Talentos en Canarias, conocer a artistas que admira. Todo eso le ha ido dando fuerza, pero lo más importante llegó hace solo unos meses.

Porque Robin viene de una etapa muy difícil. De esas que te apagan por dentro. Donde no hay ganas, ni sueño, ni palabras. Y justo ahí, cuando pensaba que ya no quedaba mucho más, llegó un mensaje: tenía el pase prime para OT. Y con ese mensaje, algo volvió a encenderse. Empezó a sentirse vivo otra vez. Empezó a cantar de nuevo.

Ahora prepara sus primeras canciones, con la ilusión de quien ha vuelto a creer en sí mismo. Su estilo se mueve entre el pop y el pop-rock, con artistas como Ela Taubert como referencia. Pero más allá de géneros o etiquetas, Robin quiere que lo que haga sirva para abrazar a otros, como a él lo abrazó la música en sus peores noches.

No sabemos si llegará a entrar en la academia, pero eso ya no parece lo más importante. Robin ya ganó algo mucho más valioso: volvió a encontrarse a sí mismo. Y, de paso, nos recordó que a veces, una canción sincera puede ser más fuerte que cualquier grito.