
RTVE pone punto y final a ‘La Familia de la Tele’, un formato que nunca logró encontrar su sitio.
Entre aplazamientos, cambios de horario, ajustes de contenido y audiencias esquivas, ‘La familia de la Tele’ se despide el miércoles 18 de junio tras poco más de un mes de vida. La promesa de ser el heredero natural de Sálvame no bastó para encender las tardes de La 1.
La historia de ‘La familia de la Tele’ comenzó incluso antes de su estreno. Su debut, inicialmente previsto para finales de abril, fue retrasado dos veces por circunstancias imprevistas: primero el fallecimiento del Papa, luego un apagón generalizado. Parecía que el destino ya le estaba poniendo obstáculos al equipo liderado por María Patiño, Inés Hernand y Aitor Albizua.
Finalmente, el 6 de mayo llegó a la peqeña pantalla. Grandes expectativas, plató inmenso, despliegue de colaboradores. Pero la audiencia no respondió. El formato se fraccionó, se reformuló y se reinventó en tiempo récord: primero dividido en dos tramos, luego en uno solo, y finalmente desplazado a las 19:30, justo el horario que peor le había funcionado.
En sus últimas semanas, la situación fue insostenible. El lunes 16 de junio marcó su mínimo histórico con un 4,3% de share. El martes, en pleno programa, se anunció lo inevitable: la despedida. “Queremos compartir que este es el penúltimo programa”, decía Patiño con humor resignado. “Lo hemos intentado y no hemos podido. Así es la televisión”, añadía Albizua.
‘La Familia de la Tele‘ nunca fue ni demasiado rosa ni lo suficientemente blanco. Se movió entre crónica social, sucesos, actualidad e incluso homenajes a series como ‘Verano azul’, pero no terminó de casar con el público. Y aunque intentó conectar con los seguidores de ‘La Promesa’ a través de un club de fans, ni eso consiguió salvarlo.
La televisión pública buscaba renovar las tardes con un contenido ágil, polémico, entretenido. Pero los bandazos y la falta de una identidad clara acabaron pesando más que la ilusión del equipo. Algunos de sus colaboradores ya piensan en nuevos destinos, como ‘Ni que fuéramos…’ en Ten. Porque como decía Belén Esteban, «esto no es un adiós, es un hasta luego”.
¿Tú qué opinas? ¿El formato merecía más tiempo o era una apuesta fallida desde el inicio?