Netflix ha estrenado Stephen, un thriller psicológico que llega sin ruido… pero dispuesto a quedarse en tu cabeza más tiempo del que imaginas.
Es de esas películas que construyen la tensión desde la sutileza, sin asustar, sino incomodando. Y aquí, el reparto y el equipo creativo tienen un papel fundamental.
La historia sigue a una psiquiatra que comienza a trabajar con un hombre que ha confesado la desaparición de nueve niñas. Él lo afirma con calma, sin titubeos… pero hay algo en su actitud que no encaja del todo. La película juega con esa sensación incómoda de que lo evidente no siempre es lo verdadero. Y funciona. Muy bien.
Cada escena abre una nueva duda: ¿y si no es culpable? ¿Y si alguien lo está utilizando? ¿Qué hace que una persona admita un crimen que quizá no cometió? La película convierte esas preguntas en su motor narrativo, y lo hace con una cadencia lenta, contundente y magnéticamente inquietante.
Un reparto que sostiene todo el misterio
El papel de Stephen recae en Gomathi Shankar, que aporta una interpretación llena de silencios significativos, miradas rotas y una ambigüedad que desconcierta hasta a la propia protagonista. No es un villano fácil. No es un inocente evidente. Es un rompecabezas. Y ahí está la fuerza de su trabajo.
La psiquiatra está interpretada por Smruthi Venkat, quien aporta equilibrio emocional y una mirada profundamente humana. Ella es la que observa, duda, se involucra y nos arrastra con ella en el viaje. Su química con Shankar es sutil y efectiva.
Completa el trío principal Michael Thangadurai, con un papel discreto pero clave en el desarrollo emocional del relato. Es un reparto reducido, sí, pero tremendamente preciso para la atmósfera que la película quiere construir.
Dirección y guion: un debut que sorprende
Detrás de Stephen está Mithun Balaji, en su debut como director. Y sorprende la claridad de su apuesta: planos pausados, dramatismo silencioso y una narrativa que confía en el espectador. No hay guiños fáciles ni explicaciones masticadas; hay tensión, paciencia y una mirada muy definida.
El guion lo firman el propio Balaji y Gomathi Shankar. Esta combinación —director y protagonista escribiendo juntos— le da coherencia emocional al proyecto. Se nota que el personaje está construido desde dentro, desde un entendimiento profundo de su fragilidad y su oscuridad.
La película está rodada en tamil y producida en India, pero con una ambición clara: llegar a una audiencia global sin renunciar a su identidad. Y ese es parte de su encanto. No imita, no se disfraza de thriller occidental: se sostiene en su propia voz.
Una producción que mira lejos
Aunque no se han liberado cifras exactas sobre presupuesto, sí está claro que la película actúa como una carta de presentación para Balaji. Es cine honesto, directo y con una identidad marcada. La distribución en Netflix le da un alcance internacional que puede convertirla en una de esas sorpresas silenciosas que gana público por recomendación boca a boca.
Si te gustan los thrillers que trabajan la incomodidad emocional, los personajes ambiguos y los dilemas morales que no se resuelven con una frase final, Stephen es una apuesta segura para tu próxima noche de sofá y manta.








