Netflix suma a su catálogo “Un hombre abandonado”, una película turca que no solo narra una historia de redención, sino que se atreve a explorar las grietas del alma humana.

Un drama en el que los silencios pesan más que las palabras y donde cada mirada parece esconder un secreto.

El cine turco lleva tiempo sorprendiendo con su capacidad para construir atmósferas densas y llenas de simbolismo. En Un hombre abandonado (Metruk Adam), dirigida por Çağrı Vila Lostuvalı, nos encontramos con Baran, un hombre que ha pagado en prisión un castigo que no le correspondía. La condena no solo le arrebató su libertad, sino también la confianza de su propia familia, que lo señaló como culpable de la muerte de su hermano.

Aquí el misterio no está en resolver un crimen, sino en desentrañar qué queda de un hombre después de haber sido enterrado por la culpa. La respuesta se dibuja en su inesperado vínculo con Lidya, su sobrina, una niña que también carga con cicatrices invisibles. Juntos, parecen completar un puzzle emocional que solo puede armarse desde la herida compartida.

Con guion de Deniz Madanoğlu y Murat Uyurkulak, la película nos recuerda a esos relatos donde la redención se filtra lentamente, como en el mejor cine de Kieslowski o en los dramas introspectivos de Nuri Bilge Ceylan. Todo con un reparto encabezado por Mert Ramazan Demir y la joven Ada Erma, que consiguen transmitir en sus gestos lo que las palabras callan.

La fotografía apuesta por la contención: planos fijos, silencios prolongados y una paleta cromática que envuelve al espectador en un clima de desolación. Más que un simple drama, Un hombre abandonado es un relato de segundas oportunidades, donde la pregunta esencial no es si Baran será perdonado, sino si él mismo logrará perdonarse.

¿Hasta qué punto somos prisioneros de las culpas heredadas? Un hombre abandonado no ofrece respuestas fáciles, pero sí una invitación a mirar dentro de uno mismo.

Quizá el verdadero misterio no esté en la historia de Baran, sino en la forma en que resuene en cada espectador.