‘La Favorita 1922’, la serie que merecía ser tratada con amor, Telecinco no supo dárselo y Netflix la rescata sumándola a su catálogo.

Desde que vi el primer capítulo de ‘La Favorita 1922’, supe que había encontrado una serie para guardar en el corazón. Porque no solo es una historia bien contada, es un viaje emocional, un rincón cálido al que volver cuando todo lo demás parece demasiado moderno, rápido o frío. Y ahora, por fin, la serie completa —primera y segunda temporada— está disponible en Netflix.

Y eso es un pequeño milagro.

La serie, ambientada en el Madrid de los años 20, nos lleva de la mano de Elena de Valmonte (una bellísima y firme Verónica Sánchez), una marquesa que decide romper con el destino que otros han escrito para ella. A su lado, la valiente Cecilia, su doncella, su amiga, su cómplice. Ambas renuncian al lujo para apostar por una nueva vida al frente del restaurante “La Favorita Bistró”. Una historia de amor propio, de redención, de mujeres que luchan y se sostienen entre sí.

Pero como en toda buena historia de época… no todo es bonito ni fácil.

‘La Favorita 1922’ llegó a Telecinco como una promesa. Con una factura impecable, un vestuario que roza lo artístico y un reparto lleno de talento: además de Verónica Sánchez, destacan Andrea Duro, Maribel Salas, Raquel Querol y un Luis Fernández que brilla más en los silencios que en las palabras. Todo tenía aroma de gran producción.

Y sin embargo, fue maltratada. Emitida en un horario tardísimo, sin apenas promoción, en una cadena más acostumbrada a los realities que a las joyas delicadas. A veces sentía que era como ver a una flor abrirse en mitad de una autopista. A pesar de todo, resistió. Y no solo resistió, conquistó.

El público que se enganchó lo hizo de verdad. Con emoción, con pasión. Porque esta historia no grita, no necesita grandes efectos ni giros imposibles. Esta historia te susurra cosas que reconoces, aunque no vivieras en 1922: el dolor de los amores prohibidos, el miedo a perderlo todo, la felicidad de construir un refugio propio.

La segunda temporada nos trae nuevas heridas, nuevos secretos, más profundidad en los personajes y una trama que crece y se enreda con delicadeza. Para los que sufrimos cuando parecía que se perdía en la parrilla, que nunca veríamos cómo seguía su historia… tenerla ahora en Netflix es un regalo. Como una carta de amor reencontrada entre libros antiguos.

Solo espero que muchas más personas la descubran, que se emocionen, que la compartan. Y que, quizás, las cadenas aprendan que hay historias que necesitan mimo, respeto y fe. Historias que no son solo para llenar minutos, sino para llenar almas.

¿Y tú? ¿Te dejarás conquistar por La Favorita 1922?